Imaginando un segundo inmerso en la incertidumbre de una vida sin lectores; la inhumana espera del contacto mágico con la palabra, la esperanza agónica diluida en el viento, forma nubes repletas de amargura que lloran en el desahogo del tiempo de la poesía.
Aquel que quiere ser no será, aquel que quiere sentir no sentirá, porqué la vida sin lectores, no es vida. ¿De qué hablaremos en la cena?, ¿De que tratará el café?, ¿Dónde nacerán los cuentos que en la infancia soñé?, ¿Quién leerá los versos del alma atormentada muriendo lento con la palabra sagrada?
Coloridas y brillantes letras que permanecen ocultas para mí, necesito de su yugo frio, de la perdida y la incomprensión, necesito leerte para sentirte, necesito impregnarme de los sentimientos que de ti brotan, necesito de la miel de la lectura que ha de cambiar mi alma que anda perdida.
A la realidad regreso sumergido en indulgencias, el camino que quiera andaré y un libro en la mano llevaré. La soledad furtiva de la compañía de un libro me permite mirar hacia el frente con la certeza de que me espera la eternidad, quizá no sea la felicidad pero me acercará con mi verdad.
Xik.
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