martes, 10 de septiembre de 2013

Participante: Josalgun - El lector silvestre



Para escribir no basta la voluntad o el talento.

Tampoco las ganas de que te lean o te aplaudan o de plano, te hagan una sabrosa reverencia.

Lo verdaderamente indispensable es tener un voluntario que tenga a bien someterse al sacrificante tormento de tratar de digerir lo que en algún inspirador episodio, salió impelido de dentro tuyo.

No es tarea fácil o agradable pero siguiendo algunas sencillas recomendaciones, podrás intentarlo sin hacer el ridículo.

Habla de lo que gustes, solo no esperes que le guste a todo el mundo.

Cuando des rodeos para explicar, procura no marearte antes que él.

Invierte algo de tiempo y esfuerzo en construir situaciones más o menos verosímiles. (Pero no olvides que vivimos en México!)

Cultiva un lenguaje simple, directo y utiliza con mesura el estilo avasallador y contundente. Es decir, apantalla cuando sea pertinente. ¿Cuándo es eso? Bueno, eso no es sencillo de explicar… y estas son sencillas recomendaciones.

Recurre con frecuencia a citas (trata de dar crédito a todos aquellos que han pensado antes, lo mismo que tu. Ni modo, el que llega primero…) pero no atosigues con ellas.

Con estas y algunas otras ideas, podrás ir cultivando a tu silvestre pupilo, llevándolo de la mano por el camino correcto, con tu acuciosa supervisión, casi, casi sabia guía.

Hasta que termine de leerte y, hastiado, rescate tu escrito del bote de basura… para mejor quemarlo.

Josalgun.

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