a.
Oscuridad –sin noche–,
un montón de puntos sin molde,
adheridos a estrellas,
al tiempo y a los días que han de llegar.
Únicos pobladores del universo,
detenidos en la espera de la insaciable evolución.
b.
Hijas nacidas entre los labios de los dioses,
respiraciones amoldadas a los dientes,
a las cosas simples que cabían en las manos,
en los ojos.
c.
Hubo figuras pesadas
que la lengua intentó levantar,
objetos extraños que la boca no admitía.
d.
Se alinearon los puntos,
bajaron del cielo
camuflados como lluvia negra,
hicieron trazos que levantaron pájaros y
montañas.
Que arrojaron piedras a los lagos,
y dudas a la cabeza de los hombres.
e.
Era imposible sacar lo de adentro,
tocarlo,
verlo.
Dolía cuando salía por los ojos,
pero nunca por los arcos de la boca.
f.
No había línea que nos escribiera por dentro,
que no etiquetara
e hiciera las cosas más sencillas.
g.
Los peces vivían en nuestro estómago,
subían por la garganta,
caían
algunas veces atorándose.
h.
Aprendimos a describir el mundo,
y la trayectoria del sol
pero nunca a nosotros mismos.
i.
Éramos una mano que aprendió a señalar,
un instructivo sin números,
buscamos siempre el orden de las cosas.
j.
Las estrías del mundo caían en las paredes,
en los suelos,
en los rostros de los niños.
El planeta se hacía más grande,
ya no cabía debajo del cielo
ni entre nuestros dedos.
k.
La tierra explotaba en dudas,
estaba preñada de cosas innombrables.
l.
Estrellas atrás, nuestros ojos veían en la oscuridad,
se llenaban de noche,
de tinta,
de las cosas que ya no brillan más
que recordamos sólo por su nombre
y el olor del suelo mojado al amanecer.
m.
Nos podíamos guiar con los labios,
besando con vida cada objeto,
nombrando,
haciéndolos uno.
n.
Aprendimos a recordar,
a sostenernos en la memoria del significado de las cosas.
ñ.
Sonidos calientes habitaban nuestra boca,
un día brotaron como lava entre los bosques verdes.
Fueron vida y muerte,
direcciones y después números.
Construyeron un lenguaje indestructible.
o.
De las huellas brotaron las letras apretujadas,
unidas, casi sin límites.
Cortaron en pedacitos el hilo infinito de los cielos.
Danzaron sobre blanco, negro
y los colores de los árboles.
Aprendieron a vivir juntas,
en pares,
y algunas solas.
Hicieron familias de puntos a penas distinguidos.
p.
Las palabras fueron luz, caballos, verano,
fueron nube, amarillo, casas, hermano.
q.
Había palabras líquidas que saciaban la lengua,
filosas y enormes que llegaron a partir personas,
palabras crudas que no alcanzaban a digerirse.
Hubo palabras grandes y fuertes,
invisibles paralelas,
casi imposibles.
r.
La mano sufría la regularidad de los trazos,
y la pluma soportaba el mundo,
dejándolo salir a gotas,
aplanado sobre el papiro de los años.
s.
Tú eres una palabra pronunciada en un tiempo ya olvidado.
t.
Puede cambiar el significado,
el tipo de letra,
y la mirada de los hombres,
pero un martes siempre será escrito con seis letras,
no importa la lluvia, y el amor que trajo ese día.
u.
¿Cuántas cosas caben dentro de una palabra?
v.
Las palabras se midieron.
Personas osadas las desglosaron,
analizaron sus vocales y sus diptongos,
a algunas se les diagnosticó ausencia, olvido
y tuvieron que morir.
w.
Las palabras de ayer siguen nombrando el presente,
vivirán más que nosotros,
que las medusas ancestrales
y las profecías de los sabios muertos.
Serán siempre algo que tendremos que aprender.
x.
Existirán personas que luchen contra las letras,
que nunca podrán sentirlas vibrar dentro del cuello.
Habrá personas que jueguen junto a ellas,
que iluminen salones al pronunciarlas
y que enamoren con el orden perfecto de sus sílabas.
Vivirá gente que usará palabras extrañas, ágiles, casi transparentes
intentarán hacerlas subir escaleras al revés
y confundir a los demás.
Pero serán las mismas palabras en boca de alguien más,
en las llamas y los besos silenciosos
que siempre esconderán palabras.
y.
Por lo pronto existo intentando escribirte sin romper el lápiz.
z.
Sé que no habrá día en que el mundo se espante de las cosas nuevas,
cuando no se encuentre como nombrarlas,
o se agoten las permutaciones,
los sonidos
y los idiomas posibles,
cuando no haya más que escribir en los diccionarios.
Sé que no llegará ese día porque la palabra es infinita,
el universo sigue siendo grande, negro
y aún no cabe en nuestras manos.
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