Que la hoja sea mi confesor
el lienzo de un autorretrato
donde se inhume
el relicario de mi voz.
Que derramen las letras
toda evidencia
de mí andanza sedienta
entre las muecas del sol.
Que transgredan
el umbral del ego
hasta instaurarme
el afán del lápiz
como lema de identidad.
Que sea mi mano capaz
de traducir auras
mutando a texto
lo que me oculta
la bruma
del pensamiento.
Que logren las muecas
de la tinta libreada
reencarnar los huesos
incinerados por la memoria
y entonar a media luz
el trazo que voceo
en el papel mudo.
Que sea buen mapa
este bosquejo
de mendrugos de abecedario
para encontrarme algún día
en el yo escrito.
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