domingo, 29 de septiembre de 2013

Leiden


Leiden es una artista multidisciplinaria cubana-mexicana que se desenvuelve escénicamente entre la música y el teatro. Es compositora, cantante, actriz y socióloga. Su propuesta escénica musical se considera parte del movimiento neo-folk, donde se fusionan las raíces latinoamericanas con el rock, jazz, pop urbano y poesía, cobrándole a la vida el sentido celebratorio de la diversidad para abrir ventanas de pluralidad sonora. Su estilo ecléctico y letras perspicaces se arriesgan en el escenario, acompañándose de una voz privilegiada, lo que da como resultado una experiencia que oscila entre lo posmoderno y lo vintage. 

Desde el año 2011 se dedica a su proyecto musical. Ha tenido diversas giras y presentaciones a nivel nacional con gran éxito. En el año 2013 obtuvo una nominación en los Indie-O-music Awards con su canción “Anhelé”, sencillo de su disco. 



Ha hecho música para películas y cortometrajes: participó tocando en el piano su canción “Beso y pájaro” para la película coproducción España-México “No siempre lloverá”. Hizo la canción “Al mar” para el documental “Las de abajo”, de la creadora alemana Miriam Henze, así como el diseño sonoro de su cortometraje “Ciclo del agua”. Línea melódica de la música del cortometraje “Disidente” (Festival Internacional De Cine Guadalajara 2013). Participó con su versión de la canción “Los ejes de mi carreta” en el disco homenaje a Chavela Vargas “La Chamana” de distribución en todo el país. Es creadora y productora del festival Oniria, Espectáculo Multidisciplinario de Mujeres en la Escena. Ha compartido escenario con Auténticos Decadentes, Tijuana No, Torreblanca, Lengualerta, entre otros. Actualmente es vocalista invitada para giras de la banda legendaria de rock Tijuana No.

Leiden esta encargada de la clausura del encuentro de lectores el día sábado 5 de octubre a las 7:30 pm. Visita su facebook haciendo clic AQUÍ.

Juan Domingo Argüelles


Juan Domingo Arguelles nació en la ciudad de Chetumal, Quintana Roo en 1958. Es poeta, ensayista, crítico literario, escritor y editor.

Estudió lengua y literatura hispánicas en la facultad de Filosofía y letras de la UNAM. Ha sido coordinador de publicaciones periódicas de la Dirección General de Publicaciones de CONACULTA, y subdirector de la revista Tierra Adentro. Es columnista de temas culturales en los diarios El Financiero, El Universal y La Jornada. Colabora habitualmente en las revistas Libros de México, Quehacer Editorial y El Bibliotecario, revista de la Dirección general de CONACULTA. Además es director editorial de la Revista de la Universidad Iberoamericana.

Trabaja en la promoción y el fomento de la lectura con maestros, bibliotecarios, promotores y estudiantes. Ha impartido conferencias y cursos sobre la lectura en México y el extranjero. Entre otros reconocimientos ha recibido el Premio Nacional de Poesía Efraín Huerta, el Premio de Ensayo Ramón López Velarde, el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen y el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes.

Juan Domingo Argüelles ha sido colaborador y gran consejero de Letra Uno desde los inicios de esta asociación. Ahora, dentro del marco del Segundo Encuentro de Lectores, Letra Uno Ediciones comenzará actividades con la colección Detrás de la lectura, precisamente con un título de Juan Domingo: Ética y poética de la lectura. El derecho de leer, la libertad de saber.

Presentara su libro "Ética y poética de la lectura" en el 2° Encuentro de Lectores de la nueva editorial: Letra Uno Ediciones. Viernes 5 de octubre a las 5:00 pm en la explanada de Casa ITESO Clavigero.

Círculo Azul y Tinto y Blanco


La sesión especial de los círculos Azul y Tinto y Blanco con el autor Óscar de la Brobolla como invitado especial, sera el sábado 5 de octubre dentro del 2° Encuentro de Lectores a las 5:00 pm en el salón A de Casa ITESO Clavigero. Esta sesión es gratuita y abierta a todo el público en general. El libro que comentaremos es La libertad de ser distinto ¡Los esperamos!

Jorge Moch



Jorge Moch (México, 1966) es escritor, periodista, historietista e ilustrador. Colabora en diversos medios impresos en el mundo. En México publica la columna “Cabezalcubo” en el suplemento de literatura del periódico La Jornada y en Milenio Diario la historieta de sátira política “Cuentos infernales”. 

Es un autor dedicado a la novela negra, entre su obra destaca el volumen de relatos Hijos de la clepsidra (Premio Nacional de Literatura Efraín Huerta 2007) y la novela Sonrisa de gato (2006). ¿Dónde estás, Alacrán?, fue finalista del premio Dashiell Hammett de novela negra 2009. También publicó Cenicienta en el año 2011, bajo el sello editorial Sigueleyendo.

Jorge Moch además de estar presente en el círculo Café Chocolate, también dará una charla en la explanada de Clavigero el viernes 4 de octubre a las 6:30 pm.

Círculo Café Chocolate


La sesión de círculo Café Chocolate con el autor Jorge Moch como invitado especial, será el viernes 4 de octubre dentro del 2° Encuentro de Lectores a las 5:30 pm en el salón A de Casa ITESO Clavigero. Esta sesión es gratuita y abierta a todo el público en general. El libro que comentaremos es Hijos de la clepsidra ¡Los esperamos!

Difusión

El 2° Encuentro de Lectores ha tenido mucha prescencia en los medios de Guadalajara, entre ellos, una reportaje en Milenio que puedes ver haciendo clic AQUÍ, en Radiometrópolis, escúchalo AQUÍ y tambien en el blog de Tiempo Naranja, lee el artículo AQUÍ.

Cada vez falta menos para el encuentro de lectores. ¡No faltes!

jueves, 26 de septiembre de 2013

Elementos C7

Diana Taylor encargada de comunicación en Letra Uno promocionando el 2° Encuentro de Lectores en el programa "Elementos" de C7.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Lectura en voz alta: Al gravitar rotando


Se fundó en septiembre de 2006 con la idea de proponer el juego y la experimentación en la literatura como forma de creación. Desde entonces ha desarrollado 22 fases trimestrales sin parar, solo con pequeños intervalos vacacionales. Durante este tiempo se han producido para la difusión del trabajo de los talleristas cuadernillos y colgantes de hotel para publicar relatos cortos, microficciones y poemas en prosa. 

Se han montado dos exposiciones: Del aperitivo a la caminera, una muestra de textos sobre la cantina con imágenes del reportero gráfico Iván García; y No me destruyas costumbre, muestra de literatura urbana con fotografías de Adriana Reid. La primera en La Selva Café y la segunda en el Congreso del Estado. También se organizó una serie de lecturas colectivas en La Mutualista bajo el título Atrás de la barra que estoy escribiendo y una más sobre gastronomía y erotismo en el café La Panna. El taller tiene dos versiones cada viernes, la matutina en Chapalita y la nocturna en el barrio Santa Tere. Actualmente tiene un registro de 24 talleristas. 

 El taller de escritura creativa Al gravitar rotando presentó el 14 de agosto de 2013 la colección de libros “La ronda de los solos”, producción del sello editorial del taller que reúne la obra de diez de sus miembros. Los libros incluyen relato corto, microcuento, microrrelato y microficción, prosa poética y poesía, así como todo tipo de brevedades (aforismo, greguería, periquete).

Los integrantes de "Al gravitar rotando" leerán en voz alta una muestra sobre sus textos, el sábado 5 de octubre a las 5:00 pm en la terraza de Casa ITESO Clavigero.

Carlos Ruvalcaba


Carlos Ruvalcaba nació en Zamora, Michoacán en 1951. Estudió en la Escuela Técnica de Publicidad en la ciudad de México. Dirigió la sección cultural del periódico La Voz de Euskadi entre 1982 y 1984 en San Sebastián, España. Fue corresponsal en España del periódico mexicano “La Jornada” en 1984 y 1985. Dirigió el periódico “El Eco del Valle” en San Fernando, California en 1989. Formó parte del consejo de editores del diario La Opinión de Los Ángeles, California entre 1990 y 1997. 

Editor y traductor, dirigió las asignaciones a los reporteros y fue presentador de noticias de radio entre 1998 y 2000 en varias estaciones de Los Ángeles, California. Trabajó durante nueve años como escritor de noticias de Telemundo 52 en Los Ángeles. Escribió una columna semanal de opinión en el periódico “HOY”, de Los Ángeles Times, entre 2005 y 2008. Ha colaborado frecuentemente con periódicos de la misma cadena en Nueva York y Chicago y en la revista Contacto de Los Ángeles. 

Publicó su primera novela "VIDA CRONICA" en Ediciones Alfaguara de Madrid, España en 1982. En 1996, Santillana USA editó "LA MARIPOSA BAILARINA" en Miami, Florida, un best seller infantil que se distribuye sólo en Estados Unidos y que sigue siendo reeditando por Alfaguara USA.. En diciembre del 2006, la Secretaría de Cultura de Michoacán publicó su novela: "LOS NOVENARIOS". En febrero del 2010, Ruvalcaba presentó su novela, “La cita”, en la Feria del Libro de la ciudad de México en el Palacio de Minería, publicada también por la Secretaría de Cultura del Estado de Michoacán. Tiene una novela, así como otros libros de poesía y cuentos inéditos en busca de editor. Ha traducido del inglés al español los libros infantiles “La boda de la ratoncita” y “La princesa y el pintor” para Santillana USA, además de otros libros de negocios.

Carlos Ruvalcaba sera uno de los tres invitados especiales que estarán en la charla "Cómo leen los que escriben II" el día sábado 5 de octube a las 11:00 am en la explanada de Casa ITESO Clavigero.

Santero Percusiones

Santero Percusiones división Guadalajara, fue iniciado el Agosto del 2010 en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, Mexico por el Profesor Francisco Rivera Gama quien es egresado del Conservatorio de Música del Estado de Puebla, Universidad de Música Pacelli, CECAMBA & CECAMPER y que después de concluir sus estudios satisfactoriamente, junto con sus compañeros del mismo conservatorio, se dieron a la tarea de formar un grupo de percusionistas selectos y con bases en sus conocimientos, dedicados a la ejecución de percusiones de todo tipo cubriendo eventos de altura y con la mejor calidad musical.

Anteriormente Francisco, formo parte por cerca de 2 años en la famosa agrupación Sonora Dinamita dando tours por toda la republica mexicana entre otras agrupaciones que le dieron el perfil y la experiencia para después de algunos años, formaría por primera vez e independientemente un grupo de talentosos músicos percusionistas lo que tiene por nombre su proyecto “SANTERO PERCUSIONES” un grupo de musicos dedicados a la ejecucion musical por medio de las percusiones, abarcando todos los generos y culturas diferentes del mundo, sin descuidar la alta calidad en el trabajo, asi como el profesionalismo, cubriendo los mejores eventos y de mayor altura en el ambito del arte. El ambito de la musica y la percusion. 

Santero Percusiones será el encargado de cerrar con su espectáculo musical el primer día del 2° Encuentro de Lectores. Viernes 4 de octubre a las 7:30 pm ¡No te lo pierdas!

FACEBOOK

Lectura en voz alta: Mujeres Escribiendo

Mujeres Escribiendo es un proyecto de escritura colectiva que trata de impulsar a las mujeres a escribir. A expresar lo que tienen dentro, a contar experiencias de vida. Vivencias sumamente particulares pero al mismo tiempo profundamente compartidas por el género femenino que merecen ser plasmadas para alivio propio y posiblemente para ser eco de otras tantas mujeres. Las experiencias felices y las dolorosas, las vivencias fundamentales y las vivencias cotidianas, los momentos duros y las pequeñas alegrías, las reflexiones profundas y las ideas ligeras que pasan por enfrente, lo poético que se tiene dentro y lo banal que también son, las huellas claras y las no tan claras que llevan en el interior, las certezas y las preguntas que ha ido dejando la vida. Todo esto expresado en una multiplicidad de voces, que juntas pueden resonar en muchas más. Se trata de hacer una historia de vida colectiva, mirando desde distintos ángulos para abarcar más de lo que un solo punto de vista puede hacer. Una novela polifónica, poliédrica, multidimensional, que no sólo culmine en un texto publicable, sino que en su mismo proceso de creación sea ya una experiencia para disfrutar y crecer. 


objetivo es crear un texto narrativo de largo aliento que conjunte los textos de distintas mujeres escribiendo sobre una misma línea temporal pero desde distintas microhistorias, a partir de un personaje central colectivo: las mujeres. Al grupo de Mujeres escribiendo Letra Uno se ingresa por invitación y desde el principio del proceso. Están invitadas mujeres diferentes, mexicanas, de diversas edades y formaciones, de distintos estilos pero con una sensibilidad compartida y una inclinación a la escritura. No son escritoras profesionales ni mucho menos. Simplemente mujeres que creen en el poder de la palabra y en el valor de los detalles que conforman su historia cotidiana. La idea es que comenzando a escribir con un mismo propósito y con una estructura general en la mira, a mediano plazo se pueda escribir una novela multibiográfica llena de matices y de colores. Un collage de vida que abarque a todas. Con un método de escritura relativamente estructurado, coordinado por Letra Uno. Se trata de disfrutar contando una historia.

El grupo Mujeres Escribiendo estará compartiendo algunos de sus textos dentro del 2° Encuentro de Lectores, más específicamente el viernes 4 de octubre a las 11:00 am en la terraza de Casa ITESO Clavigero.

Annemarie Meier

Es crítica, investigadora y docente de cine. Radica en Guadalajara, México. Colabora semanalmente con el programa de radio A las nueves con usted del SJRTV (Sistema Jalisciense de Radio y Televisión) y escribe una columna sobre cine en Milenio Jalisco. Ha publicado artículos en la Revista de la Universidad de Guadalajara, Luvina, Magis y Sínéctica (ITESO), Ergo Sum y Toma. Es miembro de FIPRESCI, SEPANCINE y REDIC.

Annemarie Meier estará presente en el 2° Encuentro de Lectores en el panel "Literatura y cine en diálogo" sábado 5 de octubre a las 12:30 am en el salón A de Casa ITESO Clavigero.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Círculo Plata


La sesión de círculo Plata con el autor Fernando del Paso como invitado especial, será el viernes 4 de octubre dentro del 2° Encuentro de Lectores a las 12 del día en el salón A de Casa ITESO Clavigero. Esta sesión es gratuita y abierta a todo el público en general. El libro que comentaremos es Noticias del Imperio. ¡Los esperamos!

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Fernando del Paso

Fernando del Paso nació en la Ciudad de México en 1935. Es uno de los escritores vivos más importantes de Latinoamérica, también posee una importante trayectoria como pintor y dibujante. 

Entre sus obras más importantes se encuentran las novelas José trigo (1946), Palinuro de México (1977) y Noticias del Imperio (1987), pero ha incursionado en diversos géneros literarios como la poesía, la dramaturgia, el ensayo y el periodismo. 

En 2007 la Universidad de Guadalajara nombró a una de sus más grandes bibliotecas, ubicada en el Centro Universitario de la Ciénega, como Biblioteca-Mediateca “Fernando del Paso”. Y en 2011, se inauguró en Colima el Museo “Fernando del Paso”, que alberga no sólo la obra del escritor mexicano, sino también la de otros artistas mexicanos. 


Entre los reconocimientos que ha recibido se encuentran el premio Xavier Villaurrutia por su novela José Trigo, en el mismo año de su publicación; Palinuro de México recibió el Premio Novela México en 1976, el Premio Rómulo Gallegos a la Mejor Novela Hispanoamericana en 1982 y el Premio a la Mejor Novela Extranjera en Francia en 1985; Noticias del Imperio obtuvo el Premio Mazatlán en 1987. En 1991 Fernando del Paso recibió el Premio Nacional de Letras y Artes. 

Actualmente reside en la ciudad de Guadalajara y es director de la Biblioteca Iberoamericana “Octavio Paz”.

Estará presente como invitado especial en la sesión especial de círculo Plata, viernes 4 de octubre a las 12 del día en el salón A de Casa ITESO Clavigero

sábado, 14 de septiembre de 2013

Círculos de lectura: Ámbar y Verde Limón

La sesión especial de los círculos Ámbar y Verde Limón con la autora Sara Sefchovich como invitada especial, sera el viernes 4 de octubre dentro del 2° Encuentro de Lectores a las 11 del día en el salón B de Casa ITESO Clavigero. Esta sesión es gratuita y abierta a todo el público en general. El libro que comentaremos es La señora de los sueños. ¡Los esperamos!

viernes, 13 de septiembre de 2013

Círculos de lectura: Ciencias y Bugambilia

La sesión especial de los círculos Ciencias y Bugambilia con la autora Beatriz Escalante como invitada especial, sera el viernes 4 de octubre dentro del 2° Encuentro de Lectores a las 11:00 am en el salón B de Casa ITESO Clavigero. Esta sesión es gratuita y abierta a todo el público en general. Los libros que comentaremos son El paraíso secreto y La escuela del amor. ¡Te esperamos!

jueves, 12 de septiembre de 2013

Sara Sefchovich


Sara Sefchovich nació en la ciudad de México en 1949. Es licenciada y maestra en Sociología y doctora en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de México. Desde hace más de tres décadas es investigadora de tiempo completo en el Instituto de Investigaciones Sociales de la misma UNAM, y desde hace más de década y media es articulista semanal en el periódico El Universal. Está especializada en temas de cultura concebida en su sentido amplio, como un modo de ver y entender el mundo y no solamente como productos concretos. Además es novelista, traductora, profesora y conferencista en México y en el extranjero. 

Sara Sefchovich ádemas de hacer presencia en la charla "Cómo leen los que escriben" también estará como invitada de honor en los círculos de lectura Ámbar y Verde Limón los cuales estan leyendo algunas de sus obras para comentarse en la sesión especial dentro del segundo encuentro de lectores.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

José Israel Carranza


Ensayista, narrador y periodista. Es autor de los libros Cerrado las veinticuatro horas (Universidad de Guadalajara/Ediciones Arlequín, 2003), La estrella portátil (Fondo Editorial Tierra Adentro, 1997), La sonrisa de Isabella y otras conjeturas (Premio Nacional de Literatura Salvador Gallardo Dávalos, Instituto Cultural de Aguascalientes, 1995) y Las magias inútiles(Universidad de Guadalajara, 1993). En 2005 obtuvo el Premio Nacional de Ensayo Carlos Echánove Trujillo, en Mérida, con el libro Las encías de la azafata, y en 2006 ganó el Premio Nacional de Narrativa Gerardo Cornejo, en Ciudad Obregón, Sonora, con el libro Si esa lluvia llega va a destruir la ciudad (Instituto Sonorense de Cultura, 2007). Es editor de la revista Luvina, de la Universidad de Guadalajara, coeditor de Magis, del ITESO, y columnista del diario Mural. Su blog es La Fama Fatal.

Israel Carranza estará presente en la charla Cómo leen los que escriben, el viernes 4 de octubre a las 10:00 am junto con Beatriz Escalante y Sara Sefchovich.

Puedes seguirlo através de twitter: @azotecarranza

martes, 10 de septiembre de 2013

Participante: Víctor Héctor - ¿Quién tiene la culpa de que algunos no podamos simplemente despertar?


Las seis con veintitrés, por más que quiero, no logro detener la expectativa. Me siento como el perro de un solo dueño y ese dueño no vive en casa. Perro abandonado en la azotea, perro que sólo al ver que viene un carro dando la vuelta a la esquina ¡y cree que es su amo! ¡y que trae comida! ¡y que lo va a sacar a pasear! ¡y que le lavará toda la porquería embarrada en la azotea y que hasta se lo llevará de ahí! Pero quien da vuelta a la esquina es el camión de la basura y el velador en su bici. Nadie más.

Son las seis y veinticuatro. Es miércoles y tristemente hoy me levanté con un único aliento de esperanza que lo quise conservar tibio y cristalino porque pequeño ya es, pero ha crecido chocantemente contra mi voluntad, todo el miércoles gira en torno a la entrevista de la una, no tengo alma para más, no me importa forma ni reforma alguna.

Son las seis y veintinueve. No puede detenerlo, pongo demasiado en un aviso de ocasión correspondido cientos de kilómetros de distancia y a un méndigo cable telefónico impersonal. El perdido no puede dejar de esperanzarse con cualquier sombra que se mueve, ¡con cualquiera! aun cuando solo sea el carretón de la basura, porque finalmente me despierta la esperanza, el sentimiento más puro y más amable que tengo estando perdido, me deja escapar de la realidad sin temor a que me regañen, sin euforia, con sensatez. Pero cuando la esperanza es mi única arma, mi única herramienta, mi única razón de ser, me doy cuenta que tengo poco, muy poco, que he navegado entre sentimientos fríos, crueles. La esperanza es la obertura, no la ópera, la esperanza es tu mensajero fiel, no el mensaje, la esperanza es una caricia apenas, no el alivio.

Tengo toda mi vida en la esperanza y pequeña como es, se asusta, se apena, se empequeñece. Me doy cuenta que la tengo aterrada sabiéndose mi vida única, mi vida entera. Me descubro tiranizándola y me doy pena, le quiero sacar a mi esperanza, lo que no he forjado en mi.

Quédate conmigo esperanza, pequeñita mía, prometo ya tratarte bien, no temas, no te despreciaré, no te vayas. Ya yo me encargaré de mí, sólo quédate conmigo. Descansa ya.


Son las seis con treinta, ya me levanté.

Participante: José Guadalupe - Leo leyendo


Te sentaste junto a mí en aquel avión a Barcelona y apenas te sentí ocupado en prepararme para la faena de las horas y los cambios de horario y fue hasta después de la cena que me di cuenta que leías y al leer de reojo el titulo de tu libro me estremecí pues era el nombre del libro que yo estaba revisando para entregarlo a la editorial. Leí entonces tus manos con uñas recortadas y sin barniz y tu anillo con una piedra verde y las mangas perfectamente planchadas rematadas con unas mancuernillas de esmeraldas y que apenas ocultaban un reloj evidentemente caro y lo largo de tus dedos y la precisión de tus movimientos al pasar las hojas que por cierto leías con rapidez.

Me presenté tratando de no ser molesto e iniciamos una conversación que después de meses no cesó y me olvidé de Barcelona y te alcancé en Madrid y regresé contigo a México y no recordé el libro que revisaba ni el libro que tú leías y que incluso tenía la portada que yo apenas había recibido del diseñador.

Después leí en tus ojos mil historias que nunca me contaste y supe del terror en tu niñez y del refugio que construiste entre los brazos de tu hermana. Leí en cada centímetro de la piel de tu cara el exceso de cuidado que era recompensado con una suavidad comparable a la de un pañuelo de algodón y leí una historia de amor en cada una de tus largas pestañas y una historia de acción en cada vello de tus cejas y luego leí en lo largo de tu cuello cómo habías aprendido a soñar y de ahí me colgué haciendo en uno de tus hombros cuna para mis desvelos. Y tú me observabas y por tus reacciones supe que intentabas leer mis cicatrices y el resultado de mis desamores y las tragedias que las arrugas del contorno de mis ojos te cantaban. Y cuando más alto estaba leía los mensajes que me dejabas en las nubes y en las copas de los árboles y flotaba entre tus palabras y en la forma como las estructurabas para contarme las historias que aprendiste a leer en el rostro de los demás emulando mi afición por averiguar la verdad escrita con tanta precisión en el mejor papel que podía existir.

Y nos encontramos en una especie de vorágine leyendo las historias de los autores que compartían sus momentos con nosotros: el sastre que arregló mi saco viejo, el médico que compuso tu estómago del daño del café expreso que tanto te gustaba, la niña que nos robó el corazón cuando nos pidió que la adoptáramos, el maestro de pintura que me presumió tus avances, la preocupación que tu madre me manifestó por nuestra diferencia de edades y de mundos y la forma en que mi perro desde que te vio te prefirió. Leíamos todo el tiempo y cada vez la lectura era distinta pues si lo hacías tú y estabas feliz había comedia y si estabas triste leíamos lluvia y si era yo quien leía las cosas terminaban siempre en una suerte de mar de llanto y despedidas.

Y sin saber bien cómo, un mal día empecé a leer el reloj con tanta frecuencia que le hice caminar más lento y tú empezaste por elegir los colores a las palabras y cada vez pasabas más tiempo iluminando con grises los bastidores que apenas unos días antes eran arcoíris con frases de esperanza. Y ya no terminaste de leer en mi espalda el mapa de un tesoro que estaba marcado en claves en cada uno de los catorce lunares que encontraste y no pudiste leer mi suerte en la palma de mi mano izquierda ni encontraste interés en leer mi futuro en las galletas.

Y hallé la tarde de aquel día que repentinamente habíamos olvidado el lenguaje de las señas y que no recordábamos la clave morse y que nuestros dedos eran demasiado burdos para el Braille y en un esfuerzo sobrehumano te supliqué para perderte justo ahí, cuando leíste el dolor en mi llanto que no pudo su continente y que rompiéndose te inundó hasta las rodillas y me dejó invidente y te anegó los ojos cuando caíste del nicho y te alcancé en el suelo. Y así, ciegos, recorrimos todavía otro tramo dando palos para orientarnos, a veces uno a lado y otras de frente y aprendimos a leer en el aire la miseria de no reconocer a tiempo los efectos de la marea en las letras de nuestros nombres y cómo la gravedad del planeta no era suficiente para mantenernos juntos. Y olvidé las frases y los verbos y los tiempos y las conjugaciones y tu no supiste como diferenciar un nombre de un pronombre ni qué era un adverbio y mucho menos qué era la sintaxis y si importaba la ortografía y dejamos de leer en los pétalos de las flores las historias de los duendes ante la incapacidad total y permanente.
Y regresé a la casa que había sido nuestra y que ahora era de nadie y pude recordar lo que habíamos vivido porque estaba nuestra historia dibujada en las paredes con una precisión obsesiva y con unos detalles matemáticos y no pude reconocer tu trazo y me imaginé a un extraño observándonos y dejando el cronograma para que sirviera como guía a los que nos seguían y el encono me llevó a romper los lienzos y las cortinas y a manchar las paredes y a romper los vidrios que contenían aquella existencia iluminada que después se hizo oscura.

Te sentaste junto a mí en aquel avión a Barcelona, yo me ocupaba de buscar el frasquito aquel con un perfume que me protegería de las brujas y que debía usar cada doce horas poniendo unas gotitas en mi muñeca derecha, bajo el reloj. Rechacé la cena y sólo tomé un trago de vodka. Noté que leías y me quedé dormido profundamente.

José Guadalupe.

Participante: Guadalupe Andalón - El primer baile


En la sala de mi casa hay un mueble alto, muy alto. Cada que paso por ahí me detengo en el umbral de la puerta y lo observo, es tan grande que toca el techo, tiene muchos objetos muy bonitos, también tiene libros, estos son los que me llaman la atención porque están formaditos muy derechitos, muy alineados, puedo sentir que me hablan, por eso me detengo, mis ojos persiguen la voz de los libros hasta que los ven. Mi papá no me los quiere enseñar, dice no cada que le se lo pido, son muy frágiles y tus manos son muy torpes, me dice.

Pero hoy es el momento mis papás no están, nos han dejado solas, mi abuela vino a cuidarnos, esta es mi oportunidad, voy hacer dos cosas que me tienen prohibido hacer, una es agarrar por fin un libro y la otra es entrar a la sala, donde hay tantas cosas que se pueden ensuciar y romper, solo para las visitas, oigo a mi mamá cada vez que quiero entrar ahí. Mi hermana no quiere acompañarme, ella con la duda en los ojos me dijo que no, que nos van a regañar, prefirió irse al cuarto a jugar con su muñeca, yo no, ya lo tengo todo planeado, en cuanto la abuela se puso a ver la novela, me fui corriendo a la sala y agarre por fin un libro, es muy pesado, casi me voy de espaldas cuando lo saque del mueble, lo arrastro al piso y me acuesto boca abajo. Achu, achu, un estornudo se me sale, el polvo me pica la nariz, por fin lo tengo en mis manos, lo puedo tocar y ver, tiene la tapa dura, es de color café con dorado y negro, se ve muy elegante, que bonito se siente, lo abro, sus hojas son delgaditas, debo de tener cuidado, creo que mi papá tiene razón es muy frágil, me limpio las manos en el vestido para no ensuciarlo, le doy vuelta a la hoja despacito no se vaya a romper.

Me quedo muy quieta observando las hojas, solo tengo cinco años, no se leer, cuanto me gustaría poder hacerlo, distingo las vocales, con mi dedo busco entre todas las letras, una que conozca quiero ver cuantas puedo encontrar; una, dos, tres, cuatro, cinco, “a”, eso en solo un pedacito, ya ví una “e”, otra más, una “i”, la “o” y la “u” también están. Las cuento hasta que se me acaban los números que me se. Todas las vocales están acompañadas de otras letras que no conozco. Que ordenadas están las letras, ninguna fuera de lugar. Me volteo y quedo boca arriba con el libro abierto en la panza, cierro los ojos, las letras se juntan unas con otras formando parejas, otras forman grupos, me imagino un baile, todas bailan en mi cabeza, suelto una carcajada, Señorita A, le dice muy formal la E, gustaría bailar conmigo, se ve muy gracioso, otra letra que parece una montaña le pide el baile a la O. Oigo la música, todas las letras se detienen y se acercan a mi, me quieren decir algo, pero no les entiendo, oigo susurros y luego me gritan, yo les digo que si me lo dicen despacio les puedo entender, aprieto el libro mas fuerte. El baile se detiene cuando abro los ojos.

Yo no se porque no me dejan agarrar los libros, se siente muy bien tenerlos en las manos. Creo que cuando conozca todas las letras, el baile que hay en mi cabeza va a sonar bien. Ahorita solo puedo darle vueltas a las hojas, con cuidadito muy despacio, para no hacerle daño. Cierro el libro, con un abrazo me despido. Me levanto y de puntitas acomodo el libro de nuevo en el estante tal y como estaba para que no me descubran cuando mi papá venga. Mi abuelita me grita, escucho a mi hermana jugar. Salgo corriendo de la sala. Ya quiero tener seis años para bailar junto a las letras.

Guadalupe Andalón.

Participante: Olivia - Notas de huida


Hace días que mi mente despierta minutos antes de que mi cuerpo comience a reaccionar. Logré sentir que los dedos de mis pies se movían y eso me reconfortó porque comenzaba a desesperarme, enseguida me habló un dolor de cabeza y quise regresar a separar la mente del cuerpo otra vez. 

Me paré de la cama y me fui a lavar la cara, me miré al espejo y el rímel corrido me hacía lucir acorde a como me sentía; necesitaba tomar aire fresco. Al buscar las llaves del apartamento en la chamarra de la noche anterior encontré en el bolsillo un papel arrugado con un escrito plasmado que decía: “el gusto es mío, vámonos los tres… la falda, tu y yo”, seguido por una serie de números que supuse eran un teléfono celular, traté de recordar algo de la noche anterior pero no reconocí al autor y no trate de hacerlo, pues la lucha por despertar a mi cuerpo en la mañana me tenía cansada. 

Salimos del apartamento mi perra y yo, cerré el portón y saludé al señor que estaba tocando la marimba afuera de mi edificio como todos los Domingos, el saludó a Frida y no me saludó a mí pero en realidad en ese momento lo quise mucho, porque fue hasta escuchar el alborozado y jaranero sonido junto al aire fresco en mi piel que me reaccionó el alma y por fin desperté completamente. 

Cuando era niña, Lupita la secretaria de mi madre me enseñó a descifrar a las personas por la forma de las letras en su escritura; en ese entonces pensaba que era una farsa porque alguien con esa capacidad no estaría aguantando a su jefe con poca memoria y facilidad de culpar a los demás por sus olvidos; sin embargo era divertido y ella una buena persona, así que hacía como que su teoría era refutable para mí. La verdad es que desde entonces es algo que sigo haciendo y no puedo conocer a alguien sin ver como escribe, siempre me ha gustado hacer historias sobre desconocidos y comienzo a creer que es una ciencia exacta, pues nunca he fallado una descripción y mis conocimientos tampoco me han sacado de pobre. 

Los escritos a pulso son sinceros, y no hay algo que disfrute más como el manuscrito de alguien que es congruente con sus palabras y el movimiento de su mano. Es como admirar la sinergia de un trabajo completo, la mente jalando la mano para palmar los pensamientos en papel y el reflejo no solo de lo que traes adentro, si no lo que tu cuerpo manifiesta. Pueden mentirme en mi cara y ser una ilusa pero soy buena reconociendo mentes y palabras disociadas cuando escriben, también puedo leer la estrofa más pasional pero si las letras pintadas no me hablan no logro sentir nada; eso es algo que me ha ayudado a alejarme o confiar en las personas. 

Caminando pensaba en la nota escrita y el deseo de descifrar al autor extraño de la noche anterior; era lógico que era un hombre, pues era alguien al que le gustaba mi falda y mi falda a él, también creí que era alto porque mostraba seguridad en la fuerza de calcar la tinta al papel y suelo intimidar a los hombres bajos, era muy claro que estaba muy borracho porque le temblaba la mano al escribir y si es que fue un buen compañero mi amnesia y resaca lo comprobaban. 

Frida y yo llegamos al parque que frecuentamos, yo me senté en una banca y ella comenzó a correr sin objetivo de llegar a lugar alguno, la libertad con la que se movía y la fuerza en sus muslos me provocaba envidia. 

Seguía intrigada por el mensaje anónimo y misterioso encontrado en mi chaqueta de piel, metí la mano al bolsillo y volví a leer el arrugado papel; me reí por la osadía de aquel tipo al haber invitado a mi falda y puse atención en la manera en que pegaba las letras, visualmente creaban armonía y me emocionó el detalle de que hubiera escrito en tinta y papel, volví a mirar a Frida y me hizo sentir que necesitaba hacer algo que me hiciera sentir como ella: correr sin pensar a donde ir.

Comencé a imaginar a donde iríamos y visualice la playa, porque si él me hubiera preguntado a donde querría ir eso le hubiera sugerido, aunque seguramente la de la idea de irse fui yo, porque borracha siempre me quiero largar de donde estoy.

Pensar en eso me incitó a marcarle y descubrir finalmente al hombre de las noches y las tildes largas, así que saqué el celular de mi bolsa y cuando comencé a marcar me di cuenta que era el número de mi propio teléfono celular y yo la autora de la nota. 

Me sentí estúpida por no haberme dado cuenta antes y ya no quise pensar en aquel tipo y porqué conservaba ese papel; había descubierto que era la chica ebria y osada de la falda corta y las piernas altas, algo que yo ya sabía. Así que me pare de la banca y Frida corrió enseguida a mi lado, la miré y le dije: vámonos las tres… la falda, tu y yo. Ella sonrió.

Olivia.

Participante: Xik - Sin lectores no se llama vida


Imaginando un segundo inmerso en la incertidumbre de una vida sin lectores; la inhumana espera del contacto mágico con la palabra, la esperanza agónica diluida en el viento, forma nubes repletas de amargura que lloran en el desahogo del tiempo de la poesía. 
 
Aquel que quiere ser no será, aquel que quiere sentir no sentirá, porqué la vida sin lectores, no es vida. ¿De qué hablaremos en la cena?, ¿De que tratará el café?, ¿Dónde nacerán los cuentos que en la infancia soñé?, ¿Quién leerá los versos del alma atormentada muriendo lento con la palabra sagrada? 
 
Coloridas y brillantes letras que permanecen ocultas para mí, necesito de su yugo frio, de la perdida y la incomprensión, necesito leerte para sentirte, necesito impregnarme de los sentimientos que de ti brotan, necesito de la miel de la lectura que ha de cambiar mi alma que anda perdida.

A la realidad regreso sumergido en indulgencias, el camino que quiera andaré y un libro en la mano llevaré. La soledad furtiva de la compañía de un libro me permite mirar hacia el frente con la certeza de que me espera la eternidad, quizá no sea la felicidad pero me acercará con mi verdad. 

Xik. 

Participante: Dama con armiño - Obsesión


No sé en qué momento se convirtió en obsesión. Quizá cuando empecé a desencaminar mis pasos agotados para llegar a la librería y pasar ahí más de una hora de pie, luego de haber concluido un día de trabajo en el que solo pude sentarme veinte minutos. Tal vez fue cuando me dio por comprar más de seis libros en cada visita, todos aquellos que hubieran sido tocados por sus manos para que yo pudiera verlos. No sé si sería en el momento en que decidió hacerme descuento pues era la octava vez que visitaba el establecimiento en menos de una quincena; o cuando empecé a buscar en Internet sus datos para preguntarle por escrito y con una falsa identidad aquello que no me atrevería jamás a hacer de frente. El caso es que todo está consumado y ahora comienza la huida para escaparme de sus ojos muertos que tan insistentemente me miran. 

Dama con armiño.

Participante: Riez - Ella


No sabes cuánto te odio, me pone los nervios de punta verte ahí sentada. 
 
Recuerdo aquella mañana lluviosa en que me vi forzado a buscar refugio en esta desvencijada cafetería, un americano descafeinado con leche y un pan dulce para acompañar. No fue difícil encontrar un asiento cómodo cerca de alguna ventana para ver la lluvia pasar, finalmente no es un lugar concurrido. Aún así tuvimos que coincidir.

No te había notado, a decir verdad, en primera instancia no parecías alguien que fuese a llamar mi atención y mucho menos te identifique como la amenaza que representabas a mi vida. Sencillamente estabas ahí sentada, leyendo un libro del cuál no recuerdo mucho; Estabas ausente a este mundo, no te dabas cuenta de que llevaba largo tiempo viéndote…No, no, observándote. 

Comencé a tamborilear mis dedos contra la mesa en busca de algún movimiento que no pareciese mecánico en ti, algo distinto al bailoteo de tus ojos y al lento pasar de las páginas. Suspiré sonoramente como último intento, sintiéndome derrotado al ver que no dejabas de leer. Me acomodé nuevamente en la silla, hastiado de las gotas que golpeaban contra la ventana y del silencio y la monotonía que me rodeaba en ese lugar, lo peor es que todo ese cuadro gris parecía emanar de ti y tu libro.

Desde entonces empecé a tenerte rencor, porque entre más te veía más ufana y engreída me parecías, portando ese libro como escudo para repeler la realidad en la que te encontrabas y olvidar que ambos estábamos ahí confinados en la cafetería mientras pasaba la lluvia. Intuía desde entonces que te tenías en alta estima que no te merecías, cubierta de ese velo blanco y negro tal como las hojas de tu libro. Y aunque tú parecías papiro marchito era yo el que estaba siendo ignorado, invisible.

Perdida ya la noción del tiempo la lluvia se detuvo, a lo que me levante teatralmente, con un estruendo que marcara mi presencia en el recinto y de un golpe dejé el dinero necesario para pagar la cuenta, reí entre dientes, sarcástico, cuando de reojo noté que tú seguías en tus historias.

Salí enfundado en mi gabardina y en los oscuros sentires que habías sembrado en mi corazón, semillas que con el tiempo iban echando raíces en mi alma convirtiéndote en parte de mis pensamientos diarios. Nunca hablé con nadie de ti, no había nada que contar de ti que intrigara o que fuese importante, imagina el reconocimiento que te estoy dando al pensar en ti todos los días.

Convertí en hábito comprar café, americano con leche sin azúcar en tu cafetería, inicialmente para que notaras mi presencia y en ese momento fuese yo quien te ignorara. Pero ante tu indiferencia, poco a poco mis visitas se fueron convirtiendo en una cacería, todo para atraparte haciendo algo diferente.
 
No lo logré. Día tras día vine a esta cafetería solo para encontrarte leyendo esto o aquello que nunca memoricé, porque siempre te vi a ti, objeto de mi desprecio, algo que espero que entiendas. Tu monotonía y tu falta de vida me abruma, entorpece mi día a día pensar que alguien puede vivir como tú, con tanta falta de humanidad. No encontrarás nada porque nunca buscas nada y siempre estarás sola porque sé que no conoces el amor a algo que no seas tú misma leyendo.

La mujer que leía reflexiono ante el monólogo que de repente le había soltado a la cara un personaje desconocido, un hombre que realmente parecía turbado e inconforme, hasta confundido.

--Ni siquiera ahora te entiendo—dijo el hombre en un murmullo, mientras apretaba los puños sobre la mesa --¿Por qué no te defiendes? ¿Por qué no me dices que estoy mal?—

Ella lo miró sin reproche y contestó después de un momento de silencio:

--Humanidad, vida—dijo lentamente –Es lo que me reprochas que me falta, y ahora soy yo la que no entiende—

Él la miró duramente, mostrándose irritado.

--Un libro es la parte más íntima de esta u otra persona que nos comparten lo que sienten, lo que viven, lo que aman, lo que odian…-- La mujer que leía se acercó al rostro del hombre que la odiaba y con un susurro como secreto le dijo –Todo lo que me reprochas de carecer, lo tengo de sobra.—

Y cerró el secreto con un beso, un beso de esos que solo la gente que lee conoce.

Él entonces entendió. Porque vio mil parajes diferentes, vivió una ráfaga de sentimientos divergentes, viajó a épocas que no soñaba con conocer jamás y enalteció su alma todas las virtudes humanas que había conocido a la fecha. Se supo hilo ante ella que era una telaraña.

Escuchó el repiqueteo de la campanita anunciando la partida de la mujer que leía.

Me dejaste mujer que lee, te fuiste dejando una terrible desazón en mi vida; No sé si te has dado cuenta, pero te escribo de vez en cuando, tengo la impresión de que es la forma más efectiva de llegar a ti. A veces simplemente te escribo unas palabras confusas en servilletas, en otras ocasiones pueden ser cuartillas enteras. ¿Que donde están las notas? Las dejaba aquí o allá, nunca supe donde encontrarte.

Al principio regresaba al café, mas tú nunca lo hiciste. Quizá sentiste que tu espacio había sido violado, y de eso, soy completamente culpable. 
 
Ahora me encuentro lejos, creo que tenía que decírtelo por si querías regresar a tu cafetería. Quiero decirte que hiciste que un hombre que no leía cambiara un poco, que empezara a ver las cosas un poquito más desde tus ojos, desde tus hojas. Hoy leo un libro, una aventura de amor contigo y conmigo y te siento cerca, como en esa ocasión. Leo en un café como me enseñaste.

“Buenas tardes” El hombre levantó la mirada, era una mujer que sonreía “No pude evitar notar que lees”

Su corazón latió un poquito más fuerte desde ese día.

Riez

Participante: Sr. Higginson - Tu último día, lector


I
Para lo que está a punto de pasar pareciera necesitas de la oscuridad que ofrecen los párpados cerrados, el silencio de la noche, o el sueño diario, pero no, al contrario, necesitas los sentidos alerta y la conciencia clara, la perspectiva absoluta que brinda la mirada. Entras a tu biblioteca con los pasos seguros de quien lo hace como un hábito, al espacio que durante años ha ido multiplicando sus libros hasta apoderarse de las cuatro paredes como las ramas de un Baniano cuyas raíces penetran el suelo y recubren la tierra, brotando de ellas otros árboles, demasiados, hasta formar un impenetrable e incontable bosque. El bosque de libros que posees es espeso, y de él brotan ese aire y la armonía que acaricia tu rostro cuando estás dentro. Cierras la puerta y caminas hasta el mueble donde tienes ese libro con el que te has relacionado por casi un mes, lo tomas con confianza con la mano izquierda, que la derecha carga tu taza de café. Llegas al sofá y te sientas, bebes un sorbo del líquido que te mantendrá atento y sabiendo la necesaria complicidad, alejas un poco la taza para sujetar con ambas manos el libro que sin más preámbulo lees desde la página veintitrés. Y allí te encuentras, podrías verte si fueses el personaje de un cuento y alguien te estuviera narrando, absorto entre líneas y el vertiginoso espiral de palabras que mueven tus ojos de izquierda a derecha a un ritmo seguro. Todo sigue su curso hasta que alguien toca a la puerta. Bajas el libro y subes la mirada poniéndote de pie y girando el picaporte. Intempestivamente un grupo de hombres vestidos de bomberos entran haciéndote a un lado y ante el asombro inmediato sólo respondes tu nombre cuando estos te lo solicitan. -¿Es esta su biblioteca?- cuestionan cuasi aseverándolo con un poco de rudeza, con un dejo de que algo no está bien. Asientes, es tuya, toda tuya, lo ha sido desde el primer libro y piensas lo será hasta el último de tus días. De pronto uno de ellos te hace a un lado sujetándote con sus manos y los otros hombres se distribuyen estratégicamente por el lugar, toman una posición y sacando unos frascos de sus mochilas comienzan a vaciarlos sobre los libros con una seguridad que permite darte cuenta de que aquello no es una broma. Sucederá lo evidente, tú, asustado, reaccionas de inmediato, sabes que en algunos minutos aquel bosque, tu bosque, arderá en una danza arrítmica de destrucción cuando el queroseno se transforme en llamas que sofocarán el delgado cuerpo de papel de tus preciados libros hasta reducirlos a cenizas, polvo irreconocible y destinado al olvido. –Sabía usted muy bien señor Montag que tener libros está prohibido- Dice quien parece ser el jefe de bomberos, quienes sabes no apagan fuegos, los provocan. No te reconoces en ese nombre, no sabes qué responder, no dices nada. Te rebelas, alejas con fuerza al bombero que te aprisiona sobre la esquina de tu biblioteca y mientras el cerillo del hombre que te acaba de decir aquello se enciende, en el único acto posible vas hacia las cuatro paredes, una por una, entre movimientos ágiles y desconcertantes para aquellos sujetos que sorprendidos intentan en vano detenerte, y alcanzas a tomar tres libros. Sales y corres lo más veloz que tu cuerpo te lo permite. Bajas las escaleras, abres la puerta y después de unos cuantos metros paras ante la inminencia de tu huida. Lo único que alcanzas a ver es un fragmento del infierno devorando tu casa y con ella tu más grande tesoro: tus libros.


II
Das largos pasos pensando que la distancia te aleja no sólo de la tragedia sino que a través del camino irás dejando el recuerdo de que ya no existen tus libros. La prisa y el miedo hacen que sueltes uno de aquellos sobrevivientes, dudas, pero no te atreves a regresar a mirar cómo abierto con el implorante veloz cambio de hojas te pide que vuelvas. Continúas tan rápido que tu cuerpo termina por agotarse. Te detienes, respiras ávidamente, tu espalda se encorva en largos tragos de viento. Al serenarte observas los dos libros que aún existen para contar una historia, pero en un instante tu vista es arrebatada por la estación de tren donde te encuentras. Entonces es que la miras, hermosa, su tez blanca casi transparente que imaginabas constantemente de una y mil formas, con aquel largo y ancho vestido que cubría su bello cuerpo. La observas santiguarse, sientes y ahora entiendes cómo se apodera de ella esa sensación semejante a la que experimentaba en esos otros tiempos al arrojarse al agua. –¡Ana!- alcanzas a decir pero ella no te escucha porque en voz alta pide perdón al Señor al saberse inútil de toda resistencia. Corres deprisa intentando alcanzarla, soltando otro libro que cae a las vías del tren mientras revives aquellas líneas: “Y aquella luz que había iluminado a sus ojos el libro de la vida, con sus tormentos, sus falsedades y desengaños, rasgó las tinieblas, brilló un momento con esplendorosa intensidad y se apago para siempre”.


III
La inercia de tus pasos y el reciente abandono incrustado en tu vida te lleva a la conciencia de que entre tus manos tienes a tu único acompañante, el último libro. Lo acaricias como quien necesita serenidad, como si el tacto suave de tus manos se replicara en el cuerpo y te guiase a la calma. Observas puesa lo lejos una banca vacía, te diriges a ella y te postras como ausente. Das un último vistazo a tu alrededor, todo en un segundo desaparece, así pues tus ojos se centran en aquellas páginas que una a una van construyendo un mundo. Lees entonces esa línea que te atrapa: “Entró a su biblioteca con los pasos seguros de quien lo hace ya como un hábito, sin imaginar lo que le esperaba…”

Sr. Higginson 

Participante: Arsi - Lectores


Silenciosas gotas rellenando el tiempo,
lectura enriqueciendo cada hoja ceñida en la espera de sus letras;
Así leemos, leemos porque las letras son como los hilos,
hilos capaces de ser cocidos con cada instante de nuestra vida,
hilos pequeños que dibujan cielos entre nuestros desvelos,
hilos antiguos que siembran el intelecto,
hilos tejiendo sencillas respuestas,
hilos que manipulamos para respetar los días que parecen noches,
hilos que van cediendo cuando nos enredamos,
hilos serenos, hilos celosos.
Porque el escritor no crea hilos de las letras,
los lectores sentimos las letras que manejan los hilos de nuestros espacios.

Arsi.

Participante: Delfín - Lector


Ven
léeme
curioso
toma con fuerza mi cuerpo
y entre tus manos
ábreme
mírame profundo, sin pudor,
encontrarás en mi sorpresas
que te harán regresar a mi, muchas veces:
aroma a peligro
intrigas infames
sudores apasionados
crímenes sutiles
besos oscuros
miradas ingenuas
entregas prohibidas.
En el momento que lo necesites
nos conectaremos,
cinco minutos o toda una noche.
Desliza tus dedos entre mis hojas
y tu alma recibirá el suspiro que necesitas,
la imagen detallada de una realidad única e irrepetible
que existe solo para ti
voluptuosa, fervorosa.
Eres mi lector,
aliento y latido que alimenta a mi creador,
yo tu libro.

Delfín.